lunes, 29 de julio de 2013

Había una vez 16

Había una vez un reino de tuertos, un apacible lugar donde la mirada tenía su único punto de vista. En esos tiempos apareció caminando por el antiguo camino real que conducía al palacio del Señor, una mujer de hermosos ojos castaños, cabellera ondulada y rebelde, dueña una sonrisa capaz de seducir al más poderoso de los hombres. Golpea la pesada puerta que protege el grandioso castillo solicitando poder ver a su Majestad, necesita hablarle. Los guardias la hacen pasar a una lujosa antesala y le piden que aguarde, mientras uno de ellos entra en el recinto posterior donde se encuentra el Soberano. Luego de unos minutos sale uno de sus lacayos y le comunica muy apenado: " El Rey no os podrá veros, el Rey es ciego".

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