lunes, 29 de julio de 2013

Había una vez 25

Había una vez un maestro que contagió el espíritu sindical a sus dormidas compañeras. Se transformó en un referente y logró escalar en las esferas (cosa difícil si las hay, escalar esferas) y así lograr los objetivos soñados por toda la asociación de dormidas adherentes. Una vez dentro ( hablamos de esfera,¿ verdad?) el maestro parecería ser que perdió las referencias o de alguna manera algo cambió o quizás él cambió, y cambió y cambió... aquellas necesidades por la complacencia. O quizás no cambió y ese fue siempre su objetivo, eso no lo sabremos nunca. El caso hoy es que aquellas dormidas adherentes se transformaron en activas portavoces del reclamo salarial, se independizan de la actitud paternalista del viejo dirigente y castigan la traición sacandolo del gremio. Enseñar siempre ha sido una actividad de riesgo.

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