Había una vez 32
Había un vez un Mario que escribía con una sencillez meridiana pero diciendo lo que todos sentíamos o sentimos alguna vez. Muchas elegantes plumas lo criticaron por su lenguaje popular y llano o quizás por envidia. La gente que lo leía que podría no ser culta pero si muy sensible y nada de tonta, lo entronó como lo que fue: un genio. Como Juarroz, como Alejandra, como Oliverio, como Jaime y hasta inclusive como Joaquincito.
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