Había una vez un muro
que no dejaba pasar las ideas.
Éstas saltarinas y ansiosas
intercambiaban sus figuritas
sin poder acceder al camino
del pensamiento y la creación.
El muro no era tan macizo ni feo
y en él se posaron alegres pajaritos
que cantando mientras picoteaban,
las paredes se fueron descascarando
hasta que alegres las ideas
atrevidas y animadas
entre los pequeños agujeritos
se me fueron presentando
No hay comentarios:
Publicar un comentario