Había una vez un domingo
donde al aroma a verduras de feria
se acoplan los agujeros de un queso,
dos o tres kilos de mandarinas,
certeras paltas o aguacates marinos
y par de libros para regalar a un amigo.
Había una vez un domingo
donde un ombú tomó forma de ombligo
una maleta formateó al destino
el buceo acercó los peces
a una luna acostada y mediante
anocheceres y venus, los queridos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario