Cada mañana entro a revisar
si aún estoy vivo.
Mis dedos revisan uno a uno
los bordes de las fotografías,
el doblez de las cartas no escritas,
las frases de memoria, tan leídas.
Espero en el silencio
que algo me diga que aún existo:
si las marcas de almohada en la piel ida,
o la espuma del café jamás bebido,
tal vez una realidad que nunca da la cara.
Cada tarde reviso y busco lo mismo.
Pero por las noches antes de dormirme,
pienso que quizás mañana
sea todo tan distinto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario