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cada vez cuesta más interactuar con otros, cada vez es más frecuente pensar que lo se expresa está interfiriendo en la voluntad ajena, cada vez es más no te metas bajo un velo de temor al rechazo o a la indiferencia, cada vez los espacios de acercamiento, de comenzar un dialogo o un conocimiento se achican o desvanecen, pero también cada vez más nos dejamos invadir por lo masivo, desde la violencia de los medios hasta la pretendida concientización política o la mera putrefacta propaganda consumista, como si allí no estuvieran vulnerados nuestros derechos, como si no fuera una violación a cada uno de nosotros. Cada vez suena más la marcha pero a mi, a mi dejame llamarte con un silbido.